Dentro del trabajo de autocontrol, tan importante para la salud emocional del perro, vamos a enseñarle a no coger cosas del suelo que puedan ser peligrosas o perjudiciales pare él. La motivación que nos lleva a hacer este artículo es la cantidad de casos que se dan de intoxicaciones o envenenamientos que sufren estos pobres animales.
¿Cómo enseñar la técnica?
Ponemos una trampa muy suculenta con objetos de gran interés para él: salchichas y demás.
Nos acercamos al señuelo acompañando al perro pero quedándonos detrás de él
A medida que se acerca soltamos correa quedandonos detrás de él hasta que se tense la correa
Es muy importante que la tensión de la correa no le permita coger los objetos y, estos, se queden a aproximadamente 50cm – 1m de él.
Entonces decimos las veces que haga falta la orden que queramos que sirva para convencerle de que no coja ese objeto. En el caso del video es NO.
Cuando pierde el interés, felicitamos y premiamos.
El tono ha de ser conciliador y afectivo, simplemente estamos informando de que no queremos que coja esa comida del suelo.
La primera capacidad a desarrollar dentro de las bases de la salud emocional en animales y humanos es el autocontrol. Se trata de la capacidad consciente de regular los impulsos de manera voluntaria, con el objetivo de alcanzar un mayor equilibrio en el ámbito intrínseco y relacional. Al tener autocontrol, se pueden manejar las emociones y regular el comportamiento.
En el caso del perro tiene múltiples ventajas ya que aprenderá a controlar su impulsividad siendo un perro más estable y afectuoso, así como resultar más sencilla la convivencia con él.
¿Cómo podemos trabajar el autocontrol?
Vamos a enumerar un conjunto de técnicas que ayudarán al perro a gestionar mejor esta capacidad:
Dejarle jugar solo mientras estamos en casa
Ponerle juegos que desarrollen sus habilidades cognitivas
Hacer juegos que impliquen el olfato
Hacerle que espere para obtener los premios
Técnicas de adiestramiento apropiadas
Dentro de las técnicas para trabajar el autocontrol están las actividades de permanencia. En ellas, debe permanecer quieto (sentado o tumbado) hasta que se le libere mediante un comando. Este trabajo se debe realizar progresivamente en distancias y en tiempo. Esto quiere decir que iremos alejándonos o dejaremos pasar más tiempo antes del comando de liberación.
Para hacer este ejercicio utilizaremos una correa larga, daremos el comando al perro para que se siente o espera, nos alejaremos unos pasos (sin soltar la correa), le felicitaremos y daremos su premio. En el video que se muestra a continuación se ve como el perro aguanta atento hasta que se le da la orden.
Con el tiempo y la práctica se podrán alcanzar tiempos y distancias muy largas sin que el perro sufra.
Una de las técnicas de adiestramiento que más han supuesto una revolución en el mundo del adiestramiento ha sido el uso de las técnicas positivas para lograr objetivos.
Altamente difundido y con una buena sustentación teórica ha tenido, rápidamente, un importante crecimiento dado que para un adiestrador es más fácil conseguir convencer a su cliente diciéndole que no tendrá ningún tipo de huella emocional el animal con este método.
Y hay que reconocer que así es. Es totalmente inocuo, no supone ninguna molestia al animal; no se usan métodos aversivos como collares de pinchos, cordinos de ahorque, collares eléctricos…
Además de sus ventajas emocionales para el animal y económicas para el adiestrador, como ya dije antes, tiene una buena sustentación teórica que trataré de dejar reflejado a continuación.
De pisaba
En el adiestramiento en positivo no se castiga al animal tratando de reforzar las conductas apropiadas con premios y objetos de su interés.
Para ilustrarlo con un ejemplo: imaginemos un perro que no para de ladrar: la técnica consistiría en ignorarle hasta que deje de ladrar y, cuando lo haga, hablarle de un modo agradable, acariciarle, jugar con él o darle un bocado de algo sabroso. Lo mismo serviría para un perro que se sube encima, que se orina, que molesta… etc.
Las ventajas de este método son bastante aplicables en adiestramiento (llamémoslo educación) pero tiene algunas contrapartidas.
La primera es la duración en el tiempo. Volviendo al ejemplo del perro que ladra: si un perro ladra, nadie es feliz, ni el perro, ni los dueños, ni los que aguantan el molesto modo de comunicar su malestar del animal.
Por otro lado, en el caso de una conducta tremendamente inadecuada como es el caso de un perro que tenga miedo o sea agresivo, no serviría ya que la gestión emocional merece ser tratada y no esperar a que se pase sola.
En este sentido: imaginemos un perro agresivo que no tolera que ningún perro se le acerque, cuanto antes atajemos la situación será mejor para todos.
Supongo que te habrás planteado, si eres propietario de un perro, cuál será el mejor método para enseñar obediencia, corregir malas conductas o, simplemente, entrenar a tu animal de compañía. Los tres métodos más en boga ahora mismo son: el punitivo (afortunadamente cada vez con menos adeptos), el positivo y el cognitivo. En este artículo vamos a intentar analizar los tres.
Adiestramiento Punitivo (con castigos)
El adiestramiento punitivo es el más tradicional, el usado desde siempre con todos los animales. Es básicamente un tipo de enseñanza basada en “si no haces lo que te digo, te castigo” o “Si no trabajas no comes”. A día de hoy, todavía se usa porque es el más sencillo de aplicar ya que va directamente relacionado con las emociones y pensamientos negativos que tenemos los humanos.
En este tipo de adiestramiento lo que se hace es utilizar elementos desagradables para el perro (collares de ahorque, de descargas, de pinchos o elementos molestos…) para que el perro realice una conducta adecuada. Estos métodos mezclados con el condicionamiento clásico dan unos resultados muy rápidos a corto plazo, por ello muchos adiestradores los han usado desde siempre.
Los inconvenientes de este método son tantos y tan extendidos que no me voy a detener en valorarlos. Desde coachingdogs no estamos a favor de este método y lo desaconsejamos salvo en determinados casos y SIEMPRE bajo supervisión de un profesional
¿Cuándo se debe utilizar si es que se debe utilizar?
En algunos casos no nos quedará otra: imaginemos un perro que tiene un innatismo carroñero muy fuerte y que va comiendo cosas del suelo, podría llegar a envenenarse. Si no hemos conseguido, mediante otros medios que elimine esa costumbre tendremos que utilizar algún método punitivo como – por ejemplo – un collar de vibración para modificar esa conducta.
Si tenemos un perro con otros innatismos como la predación (hay perros que salen corriendo detrás de ciclistas, runners o niños…) pueden suponer un peligro, y no nos quedará otra – si ya hemos agotado todas las opciones – que recurrir a algún método punitivo.
Todos estos métodos, insisto, deben der orientados por un experto en comportamiento canino ya que – de no estar supervisados – un propietario con poca experiencia puede hacer más mal que bien al animal y, además, crear un problema en la convivencia con el perro.
Adiestramiento en Positivo
El adiestramiento en positivo, por su parte, se basa en todo lo contrario. Reforzar y felicitar las conductas positivas de los perros e ignorar las conductas malas. De este modo, por poner un ejemplo, si tu perro está ladrando, lo que harás será ignorar ese comportamiento hasta que deje de hacerlo para, entonces, premiar la conducta deseada reforzándole para que la vuelva a hacer. Con el tiempo el animal asociará que hacer o dejar de hacer algo le reportará una recompensa que se convertirá en un estado de alegría. La pretensión es que al final corriga sus malos hábitos y comportamientos desde una motivación intrínseca y no extrínseca. En algún video he visto como un perro muy efusivo que se subía a la gente, con el tiempo dejaba de hacerlo.
Este método se acercaal ideal y, en él, se basan los sistemas educativos más modernos. No regañamos nunca al animal y, así, conseguimos que sea feliz. Con el tiempo va aprendiendo que es lo que tiene que hacer. Sin embargo, en muchos casos es altamente desaconsejable ya que si se usa en determinados tipos de conducta, no sólo no servirá, si no que podrá resultar peligroso. Imaginemos un perro altamente agresivo con innatismo cazador… no podremos utilizar el método de ignorar la conducta para corregir esa conducta. En este caso, habría que recurrir a estrategias más contundentes.
¿Cuándo debemos utilizar este método?
En animales muy estables que no tengan ninguna alteración en su conducta; que estén debidamente socializados con otros perros y humanos, que tengan inibición de mordida y que no muestren innatismos (conductas desde el nacimiento) claras hacia el carroñeo, la persecución, la presa… etc. En todos estos tipos de perros buenazos, el mejor método de adiestramiento es el positivo ya que el perro no muestra conductas agresivas ni supone un peligro para los demás o para sí mismo.
Adiestramiento Cognitivo
Entre el primero y el segundo, que duda cabe, nos quedamos con el segundo. Sin embargo me gustaría plantear una tercera opción. La educación canina desde la perspectiva cogntiva atendiendo a las características físicas, cognitivas, emocionales y sociales de los perros. Aquí desenmarañamos una inmensa red donde acercamos el pensamiento y comportamiento de los animales al de los seres humanos.
Adiestrar con este método supone analizar las redes neuronales del animal e ir construyendo nuevas para conseguir un perro equilibrado y feliz. En este caso, sí corregiremos al animal cuando tenga una conducta inadecuada frenando las redes del hacer y cambiándolas por las de no hacer. Debemos recordar que el enfado no es malo, forma parte de la convivencia de los individuos. Al guiar con la correa a nuestro perro, le estamos aplicando un elemento aversivo que no le gusta pero, nos sirve para que cuando tengamos la conducta deseada poder aflojar la correa y que él resuelva el problema o situación a la que se enfrente.
¿En qué se basa este tercer método? En un trinomio: Creación de estructura (aprendizaje), Comprensión de la estructura (usarla) y – por último – resolución de problemas. Para realizarlo correctamente, debe llevar añadido un código de comunicación en el que corregimos verbalmente o con guiado de correa si no hace lo que pretendemos, premiando y felicitando cuando sí lo hace..
Con este esquema tan básico vamos a poder enseñar a un perro prácticamente cualquier cosa; no le ocasionaremos ningún daño o huella emocional; estará equilibrado y será – en definitiva – un animal feliz.
Por supuesto en este método que aquí recomendamos, dotaremos de muchísimo vínculo emocional al binomio formado por el tutor y su amigo.
Una de las técnicas básicas para adiestrar a un perro y conseguir de él conductas deseadas es el señuelo o luiring. Está demostrado que mejora el autocontrol y la gestión emocional. Su implicación en la educación canina está altamente aceptada en el campo del adiestramiento profesional y, no hay prácticamente ningún educador canino que no lo incluy.
Consiste, simplemente, en mostrar algo del interés al perro y dárselo cuando hemos conseguido la conducta deseda… Si haces lo que quiero, te doy esto.
La comida es una manera fantástica para entrenar a un perro, ya que es un gran motivador, especialmente si está hambriento. Atraer con una golosina es una forma rápida de enseñar un comportamiento.
Protocolo a seguir – estructura de la enseñanza
1 – nombre del perro 2 – mostrar el objeto de su interés y ponerlo cerca de su hocico 3 – cuando esté estable, felicitarle 4 – darle el premio 5 – por último acariciarle y jugar con él para afianzar la relación social e ir consiguiendo de él una motivación para las conductas deseadas que iremos enseñando.
Este último aspecto, el quinto, es fundamental, quizá el más importante a la hora de adiestrar ya que, lo que queremos conseguir, es siempre una conducta deseada y no que haga las cosas a cambio de un premio. Imaginemos lo que pasaría si un día dejásemos de darle al perro el objeto de su interés… poco a poco la conducta se irá apagando hasta llegar al punto de desaparecer. Sin embargo, al convertir (con el elogio) la conducta en algo motivante para él (con el tiempo), la golosina deja de tener interés ya que, el perro, lo hace porque le resulta motivante hacer lo que se le pide.
El juego es fundamental en perros adultos y cachorros, a los pequeños les vale para aprender y a los mayores a socializar con sus amigos y otros perros, además de con nosotros. En este artículo vamos a intentar explicar brevemente y de un modo claro y sencillo como es el lenguaje gestual equilibrado en una interacción sana en el juego social entre perros.
Cuando un perro quiere jugar, suele invitar al otro con una señal de reverencia, en la que baja los cuartos delanteros, dejando arriba los traseros en un gesto rápido que – generalmente – el otro entiende y empieza la persecución o la “pelea” entre ambos. En determinadas ocasiones parece (en algunos perros) que se está invitando a la confrontación por lo ruidosos que pueden llegar a resultar.
Se suele dar, en un juego equilibrado, un intercambio de posiciones, en la que uno y otro van alternando la posición de dominancia y sumisión. Si siempre es uno el que ejerce el rol dominante, vemos que hay una disonancia. Si uno se pone panza arriba mostrando sus partes más vulnerables, en una situación de juego, esto es poco común en una situación de confrontamiento. Si no se producen estos cambios de rol, uno se estará divirtiendo y el otro no. En ocasiones deben parar y liberar el estrés que el juego les provoca, si no lo hacen, pueden subir el nivel y llegar al confrontamiento. La liberación debe ser lo más inmediata posible.
Esta posición de la que estamos hablando se produce de forma totalmente voluntaria por parte de los perros. No tiene un carácter de humillar y someter al otro perro.
Otras señales que manda un perro cuando quiere jugar con otro son: Tocar con la pata, ladrarle, rodearle, acecharle.
Durante el juego debemos observar las señales que están haciendo para que no suba mucho el nivel y acaben teniendo una pelea. Estas señales son: la boca está relajada (no fruncen el ceño); el gruñido no suena gutural (como cuando es señal de amenaza).
Si se llega a observar que el juego sube el tono y puede llegar a ser peligroso, se debe intervenir inmediatamente, sin regañar ni enfadarse: ofreceremos al perro otra opción, jugaremos con él, le distraeremos con algo y, cuando se calme, le dejaremos que siga jugando.
En el video podemos ver como los dos perros se intercambian los roles, usan las patas para provocarse, no usan los dientes como arma, se acercan siempre de lado y, cuando se cansan, dejan de jugar.
Perros potencialmente peligrosos y razas peligrosas son términos que están muy de actualidad dada la gran cantidad de ataques que se producen por parte de perros hacia personas. Constantemente suele ser noticia (en muchos casos sensacionalista) el ataque de algún perro lo que provoca que se alerte a la población sobre los peligros de ciertas razas.
Son muchas las ventajas que ofrece un adiestramiento en obediencia básica en tu perro o cachorro. Recuerda que nunca es tarde para educar a tu amigo, aunque cuanto antes empieces, mejor para todos.
Un animal educado hará que la convivencia en el hogar sea mucho mejor y, además, tu comunidad te lo agradecerá. Ten en cuenta que un animal sin educar no reportará más que problemas.